En 1334, el Rey Alfonso XI de Castilla y León ordenó que la villa fuese completamente cercada por una muralla.
Muro que alcanzaba un grosor de entre 1,75 m. a 2 m.
Cada cierta distancia, contaba con una torre cuadrada que permitía la vigilancia. Una muestra de ello es Torre Zahar, tal vez el edificio más antiguo que se conserva en la villa.
Recientes obras de la calle Eusebio Erkiaga mostraron un trozo enterrado, que saliendo desde la torre de la iglesia (es visible el punto de unión en la pared de la torre) se unía a la mencionada frente la hoy entrada del cementerio (interesante visitarlo).
Otro tramo (rodeado de construcción moderna) en la Avenida Pascual Abaroa.
La que contemplamos fue levantada a finales del siglo XV sobre la primitiva.
En la calle Azpiri (veremos), junto al palacio de Uribarri, se conservan los restos de otra muralla que fue levantada en tiempos de los Reyes Católicos (Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón) para servir de cortafuegos en los habituales incendios que sufrió la villa.
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